Rose Monroe la latina que todos queremos tener en casa.

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Rose era una sirvienta latina de cuarenta años con un prominente trasero y generosos pechos. Su trabajo como criada en una lujosa mansión le dejaba poco tiempo para el romance, sumiéndola en años de abstinencia.

Su patrón, un hombre apuesto de mirada penetrante, nunca había podido evitar posar sus ojos en sus atributos voluptuosos. Rose sabía que la deseaba, aunque siempre se habían mostrado respetuosos en apariencia.
Los labios carnosos de Rose se humedecieron al recordar las imágenes porno que descubriera en la habitación de su hijo y las explosiones de placer que le produjeron. El patrón se arrodilló ante ella y comenzó a lamer y chupar sus pezones rosados a través de la camisa, mordiéndolos con pasión.
Rose se arrodilló a su vez y tomó su virilidad en la boca, bombeando hábilmente con sus labios carnosos. Pronto se encontraban desnudos, el patrón deslizándose dentro de ella con una embestida firme. Rose gritó, aferrándose a sus hombros mientras bombeaba vigorosamente.

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