Lust tenía 40 años y un cuerpo espectacular, en especial unas nalgas grandes y redondas que la hacían verse sensual en cualquier prenda. Hacía poco había divorciado y decidió explorar su faceta más sexual e incursionar en el mundo del erotismo.
Un día, vio un aviso en un sitio web de empleos que buscaba modelos para una sesión de fotos eróticas. Lust se sintió fascinada y atraída por la idea, así que se contactó con el fotógrafo, un apuesto hombre de unos 35 años, para obtener más detalles. Él quedó encantado cuando vio las fotos que Lust le envió y la contrató de inmediato para una sesión.
El día de la sesión, Lust llegó a las oficinas del fotógrafo, Lucas, nerviosa y excitada. Lucas la recibió con una sonrisa lasciva y muchos cumplidos hacia su cuerpo. Comenzaron a ver posiciones más atrevidas para las fotos, con Lucas acariciando y apretando las mejillas de Lust.
En una foto, Lucas lamía el contorno de uno de sus pezones erectos, mientras ella gemía de placer. En otra, Lust estaba arrodillada y Lucas apretaba su nuca para guiar sus labios hacia su miembro duro.
Lucas no pudo evitar quedarse sin aliento con cada pose sugerente de Lust. Su mirada se posó en sus pechos y nalgas, y su excitación crecía a cada instante. Finalmente, confesó que las fotos no eran suficientes y que le encantaría filmar un video porno también. Lust, quien ya estaba empapada de deseo, aceptó emocionada.
Así comenzó una apasionada sesión de sexo lascivo entre ellos. Sus labios y manos exploraron cada rincón de sus cuerpos, mientras gemidos y jadeos de placer inundaban la habitación. Lust se montó a horcajadas sobre Lucas, disfrutando de sus profundas y salvajes embestidas. Fue una sesión fotográfica y de sexo desenfrenado que ninguno de los dos olvidaría jamás.